En armonía con la naturaleza

Como el bosque es la instalación deportiva natural para el ARDF, los participantes y organizadores de estas competiciones tienen mucho cuidado a transitar por los terrenos de competición de una manera respetuosa con el medio ambiente. La zona de inicio y finalización, así como las plazas de aparcamiento, se encuentran en lugares accesibles al público. 
Se consideran las zonas de salida del circuito a la hora de escoger las ubicaciones de los transmisores. Los formadores, las personas que esconden los transmisores en el bosque, aprenden en seminarios que no han de configurar las balizas cerca de biotopos, plantas raras y nuevas plantaciones. Los transmisores se suelen situar cerca de los caminos, de manera que no haya circulación de vehículos. Durante un evento de ARDF, los corredores se distribuyen tan rápidamente por el bosque, debido a las diferentes tácticas, que los posibles caminantes a menudo ni siquiera sospechan que haya un evento deportivo, al contrario que en las carreras populares o de bicicleta de montaña; por lo que los daños causados ​​en el bosque durante la actividad son los mismos que puedan causar los caminantes cualquier domingo. Horas después de la competición no hay rastros del evento.